En el corazón del centro histórico de Celaya, se erige un imponente templo que es una verdadera joya del barroco mexicano: el Templo de San Francisco. Esta majestuosa construcción, que data del siglo XVII, es un testimonio vivo del pasado colonial de la ciudad y un deleite para los amantes de la arquitectura y el arte sacro.
Nada más acercarse al Templo de San Francisco, uno queda cautivado por su impresionante fachada de cantera rosa, adornada con intrincados detalles y esculturas que representan escenas bíblicas y motivos vegetales. Esta fachada, considerada una obra maestra del barroco estípite, fue diseñada por el reconocido arquitecto Juan Martínez Montañés en el año 1679.
Al cruzar el umbral del templo, el visitante se adentra en un mundo de esplendor y devoción. El interior está dominado por una sola nave de grandes proporciones, cubierta por una bóveda de cañón decorada con frescos y yeserías de una belleza incomparable. Los retablos laterales, tallados en madera y recubiertos de pan de oro, son verdaderas obras de arte que narran pasajes de la vida de los santos y muestran la maestría de los artesanos novohispanos.
Pero sin duda, la joya de la corona del Templo de San Francisco es su impresionante retablo mayor, una obra monumental de estilo churrigueresco que abarca todo el muro del altar mayor. Este retablo, construido en el siglo XVIII, está profusamente decorado con columnas salomónicas, nichos, esculturas y detalles que crean un efecto visual abrumador y cautivador.
En el exterior del templo, vale la pena admirar el atrio y el antiguo claustro franciscano, hoy convertido en un hermoso jardín. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de un oasis de tranquilidad y contemplar los restos arqueológicos de la antigua construcción conventual.
Pero el Templo de San Francisco no es solo un monumento arquitectónico, sino también un lugar de culto y devoción. Durante las festividades religiosas, como la Semana Santa y el Día de la Virgen de Guadalupe, este templo se llena de fieles que acuden a participar en las ceremonias y a rendir homenaje a sus creencias.
Si visitas Celaya, no puedes dejar de admirar esta joya barroca. El Templo de San Francisco es un verdadero tesoro del patrimonio histórico y cultural de México, un lugar que cautiva con su belleza y transporta al visitante a la época de esplendor de la Nueva España.